Hace 12 años cada uno de nosotros
emprendió un viaje, algunos motivados por el deseo de ser más “grandes”, otros
por el deseo de usar una chemise blanca y poder decir que iban a “la escuela”,
otros motivados por el anhelo de ser “una bailarina, una veterinaria, un astronauta
y para quien recuerda, inclusive, un presidente”. Es un honor para mí
dedicarles unas palabras, a ustedes, graduandos, quienes finalmente ven
materializada una nueva meta por la que trabajaron tanto; padres, que sienten
el orgullo del éxito de sus hijos, y aquellos docentes y personal del complejo
Diocesano “San Juan Bautista”, esas personas maravillosas que contribuyeron en
nuestra formación.
Hoy estamos frente a la culminación
de una etapa sumamente importante de nuestras vidas, llena de risas, alegrías,
prisas, angustias … un camino maravilloso, único e inefable donde cada uno de
los integrantes de esta promoción concibió un cúmulo de experiencias y
vivencias que forjó quienes somos actualmente, moldeó parte de nuestro carácter
y nuestra personalidad. Justo en estos momentos traigo a mi mente todo lo
vivido con ustedes, todas las experiencias y aprendizajes que me llevo de cada
uno, los afectos que desarrollamos, las habilidades que obtuvimos, los sueños
que labramos juntos y las metas que hemos ido alcanzando; mi pecho se llena de
emoción al pensarlo porque algo que parecía tan normal, tan cotidiano, no deja
de antojárseme perfecto, tan surreal y maravilloso.
A lo largo de estos años hemos comprendimos
que escuela significa más que un edificio donde impartir clases, puesto que
ésta, está constituida por individuos capaces, inteligentes, comprometidos,
fuertes y dispuestos; por amor, afabilidad, altruismo, respeto y
responsabilidad. Me atrevo a decir que allí, en nuestra institución educativa,
encontramos un segundo hogar y una familia, allí recaudamos miles de vivencias
y enseñanzas, instantes que parecían turbios que justo ahora recuerdo con una
sonrisa, porque al pensar en retrospectiva, considero que realmente no hubo
verdaderos malos momentos, claro está, hubo retos y dificultades, pero allí, en
las vicisitudes, funcionamos como equipo, como apoyo y sustento. Nunca una discusión pudo más, ni un
desacuerdo, ni un malentendido; porque a pesar de ser totalmente dramáticos,
comprendimos bien que eso no constituía lo más importante.
Juntos formamos más que simples lazos
de compañerismo, juntos cultivamos amistades verdaderas y afectos fraternales,
por ello; estoy sumamente orgullosa de haber alcanzado una meta de tal calibre,
de la mano de la mejor familia, la cual tal vez no sea homogénea o perfecta,
pero sin duda alguna, es única y muy especial. Quiero que recuerden esas
anécdotas donde las risas no faltaron, donde realizamos actividades en
colectivo porque sabíamos que en la unión reside el éxito, esas donde
compartíamos nuestros sueños o donde nos dedicábamos a aprender algo nuevo,
quiero que piensen que para nosotros un juego de cuatro, con unos elementos
más, podía volverse fácilmente uno de ocho; tengan presentes esas ocasiones
donde sintieron que no podían, que no merecían, donde quisieron tirar la toalla
porque tal vez, algo no comprendían. Evoquen las veces que se sentían tristes,
solos, desanimados, embotados, cansados y/o llenos de estrés, y justo allí,
traigan a su mente a las personas capaces de sacarles una sonrisa y darle color
a sus días más grises.
Algo que nos enseñaron fue que no
éramos sólo compañeros de clases, somos “compañeros del camino”, donde siempre estábamos
cuando nos necesitábamos los unos a los otros, donde alguien solicitaba un
material, algo tan simple como un borrador, y nos los prestábamos a escondidas
así nos bajaran puntos; donde “si tú no sabes algo, yo te enseño”, donde “si no trajiste desayuno o
almuerzo, yo comparto porque traje demás”, donde “si necesitas algo, tómalo”. Resulta
claro, la existencia de grupos específicos, amistades que cada uno sentía más
afines, personas con quienes se identificaron más, ese “mejor amigo” desde la
primaria o ese “real” inclusive hay por ahí quienes los llaman su “tumba”, nos
obstante, todos disfrutamos de la amabilidad, la alegría y el amor que nos unía
como salón y como la familia que animaba todos los partidos de intercursos
diciendo: ¡somos (un año) y venimos a ganar!; mis queridos compañeros, les
tengo la noticia que éramos 6to año AS y CC, ahora, somos egresados del San
Juan Bautista, pero sin duda alguna, venimos a ganar.
Quiero que por favor nunca dejen de
soñar, que nunca dejen de construir grandes metas y tener claro sus objetivos,
quiero que nunca dejen de luchar, de esforzarse y de trabajar en pro de ello. A
lo largo de estos años he llegado a conocerlos a distintos niveles y sé de primera
mano, que cada uno de nosotros posee la capacidad de defender y lograr todo lo
que realmente desea. Estoy segura que cada uno está igual de agradecido de
haber compartido su vida con personas tan increíbles, tan talentosas, donde
cada quien se destaca en algo particular, llámese dibujo, maquillaje, canto,
pintura, idiomas, baile, animación, matemáticas, química, razonamiento lógico,
repostería, orfebrería, videojuegos, tipografías, organización de eventos,
elocuencia o diplomacia.
La vida se resume en una sucesión de
momentos significativos, de ensayos, errores, lecciones de teoría vs práctica,
de nuestros recuerdos favoritos, de las personas más influyentes y de esas
características que nos transportan a los “lugares felices”; acá quiero dejar
constancia de quiénes somos, quiénes fuimos y quiénes nos proponemos ser. Este
año me sorprendió mucho, es verdad que estamos viviendo un periodo histórico
crítico, sin embargo, considero que 6to año constituyó uno de los mejores;
éramos conscientes de que sería nuestro último año formalmente juntos, pero
estábamos realmente interesados en disfrutar la compañía del otro, de echar
broma y de aprovechar cada segundo, supimos sacar el mejor provecho a todos los
momentos arduos que vivimos, por ello, siento una
admiración enorme por todo aquel que hacía un gran sacrificio para
llegar al colegio y ver clases un día.
Recordemos siempre los aprendizajes
significativos que nos dieron nuestros docentes, cosas que parecían no tan
trascendentes la primera vez que lo oímos, pero seguramente nadie olvidará que
“la célula es la unidad anatómica funcional de todo ser vivo”, que “una baja
significativa de potasio puede ocasionar un paro cardíaco”, que “preguntar
¿cuánto pesas? Está errado al ser respondido en kilogramos, ya que el peso es
una fuerza”, que “ no se dice -se fue la luz- se dice -ha sido interrumpido el
suministro de energía eléctrica-”, que existe el “mil novecientos Gómez”, que
“debemos ser prudentes” y que para recordar es bueno usar “Mira qué hace Daniel
mirando dos cucarachas muertas, Venezuela feliz es igual a la Venezuela
original por el amor de todos, dos venezolanos felices son iguales a dos
venezolanos originales por el amor de Dios o Don Víctor tiene más arroz en su
tienda al dos entre dos; cementerio, tosetaco, socato, estar muerto o estar
parado” y que indudablemente a donde vayamos somos “líderes cristianos”. Agradezco en su nombre infinitamente a estos
profesores, excelentes profesionales que no poseen un simple empleo, sino una
vocación y misión de vida, que no se limitan a enseñar el texto de un libro, al
contrario, le dan vida al contenido y buscan maneras de hacer llegar la
información de mejor manera; gracias por prepararnos para la vida, por
transmitirnos que “si no podemos entrar por la puerta, entramos por la
ventana”, que “podemos lograr lo que queramos”, que “hay que reconocer los
errores y aprender de ellos” y que realmente “no nos la sabemos todas más una”.
Gracias a nuestro Señor Dios, por
darnos vida y salud, por proveernos y bendecirnos, y por no desampararnos; por
mantenernos unidos en la distancia y por conservar viva nuestra esperanza y fe
en la construcción de un futuro mejor.
A nuestros padres, abuelos, hermanos,
primos, amigos o vecinos; quienes han sido pilar fundamental, apoyo incondicional
y ejemplo a seguir, hoy recogemos un logro tan suyo como nuestro, agradecemos
grandemente su confianza y convicción, ustedes contribuyeron a hacer esta etapa
posible, más sencilla y hermosa. A nuestros
compañeros, esos que no están aquí físicamente graduándose con nosotros, pero
que hoy 29 de Julio están enviándonos felicitaciones de todas partes del mundo,
sepan que siempre los guardamos en nuestro corazón y que trabajaremos por
verlos nuevamente, abrazarlos y decirles que lo logramos.
Para finalizar, quiero decirles que
crecer a su lado ha sido un honor, conocer sus anhelos y verlos alcanzar sus
deseos ha sido una experiencia indescriptible, son grandes seres humanos y los
mejores compañeros que pude haber tenido. Terminamos una etapa y comenzamos una
nueva, tengan siempre claro sus valores y creencias, sean ustedes; asuman los
compromisos con responsabilidad y entereza, procuren estar orgullosos de lo que
logren, tener la vista en alto y defender sus convicciones. No se desanimen, no
dejen de creer, no se dejen vencer, porque como Walt Disney dijo una vez “Si tienes un sueño y crees en él, corres el riesgo de que se
convierta en realidad”.
Gracias
por su tiempo, Dios los bendiga, mis queridos Técnicos Medios.
Con amor, Gloria Tosta.