Buenos días, queridos graduandos, profesores, familiares y amigos, personal administrativo y obrero, entre otros presentes. El día de hoy damos gracias a Dios por otorgarnos la oportunidad de haber llegado hasta aquí con éxito y poder culminar una de las mejores etapas de nuestras vidas.
Nos reunimos aquí
para reconocer el esfuerzo, la dedicación y el sacrifico que cada uno de
nosotros ha puesto en alcanzar este logro. Porque sabemos, que muchas veces nos
perdimos en el camino, y a pesar de las lágrimas y los desvelos qué tuvimos que
pasar, podemos decir que lo logramos. Todos y cada uno de nuestros aciertos
fueron posible gracias a los docentes que se encuentran en esta institución,
los cuales nos impartieron los conocimientos necesarios para formarnos como
seres humanos íntegros y profesionales de manera honrada, conociendo la
importancia de los valores y la educación.
A lo largo de
estos años, hemos aprendido muchas experiencias, y momentos de risa, que sin
duda quedaran guardados en nuestros corazones; nos enfrentamos a nuevos
desafíos y son éstos los que nos permitirán seguir adelante en aquello que nos
propongamos.
Asimismo, el
conocimiento es sin duda la herramienta más importante que tenemos para
enfrentar los retos que se nos presenten. Por eso, debemos seguir aprendiendo y
crecer cada día más.
Decimos “hasta
luego”, a este nuestro segundo hogar,
donde un día, un especial discípulo de Dios, con gran temple, gran personalidad
y un corazón inmenso, nos dio la bienvenida, convirtiéndose en ese instante en
el gran consejero amigo, que nos aplaudía nuestros triunfos y aciertos, pero
que igualmente nos corregía constantemente nuestros errores. Hoy desde el
cielo, seguro sonreirá, con gran satisfacción al observar que aquellos niños a
los que les dio unos cuantos coscorrones alguna vez, recibimos los títulos de
técnicos medios, y desde aquí, le decimos desde lo más profundo de nuestros
corazones. “Gracias, querido e inolvidable padre Néstor Pérez”, gracias, mil gracias por
tanto, somos parte de esa gran misión que usted trazo en su apostolado en este
mundo terrenal. Brindar educación de calidad y en valores a la juventud,
muy especialmente a la juventud
aragüeña. En esta casa de estudio,
aprendimos a ser perseverantes, a trabajar en equipo, a ser creativos, y lo más
importante, a no rendirnos nunca.
Damos gracias a
nuestros padres, familiares y amigos, por ser un apoyo incondicional durante
este trayecto, y ser el pilar que nos ha sostenido en los momentos más
difíciles. Sabemos, que cada uno de
nosotros ha tenido que pasar por la pérdida de algún ser querido, siendo muchas
veces ese motor que guía nuestros pasos.
Ahora, el mundo
laboral nos espera, el detalle está en hacer lo que nos gusta y permanecer
donde nos sintamos cómodos. Sin importar los errores, el talento y la
dedicación son los cimientos qué formarán la base de nuestro destino. El cambio
inicia cuando se está dispuesto en hacer la diferencia.
Este es solo el
comienzo. A partir de hoy somos arquitectos de nuestro propio destino.
Aprovechemos cada oportunidad, y enfrentemos cada desafío con valentía.
Así pues,
recordando una frase que nos dejó el distinguido Martin Luther King. “Sigue moviéndote.
No dejes que nada te detenga. Avanza con dignidad, honor y decoro”.
Sean auténticos en
el camino de la vida y que este sea el primer paso de muchos más.
Felicitaciones a
todos, muchas gracias!
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