Muy queridos hermanos en especial ustedes graduandos en las diferentes especialidades que confiere El Complejo Educativo Pbro. Néstor Pérez González. Es menester en cada acto de graduación de promoción de bachilleres de la República, cada año, exaltar nuestra identidad nacional. Es por ello que el epónimo de vuestra graduación lleva el nombre de Los Doscientos Años de la Batalla de Ayacucho . Así es, Doscientos años, un 9 de diciembre de 1824, el Ejército Unido Libertador del Perú, al mando de Antonio José de Sucre, se enfrentó a las tropas realistas en la Batalla de Ayacucho, consiguiendo una victoria que selló la gesta emancipadora del país y de la América del Sur, lo que determinó el fin del imperio español. El Ejército patriota estaba al mando del general Antonio José de Sucre, con el general Agustín Gamarra como Jefe de Estado Mayor. Según en idioma inca Ayacucho significa “Rincón de los muertos”. El Ejército Unido Libertador del Perú: comandado por Antonio José de Sucre, lugarteniente del presidente de la Gran Colombia, Simón Bolívar vs El Ejército Talla Real del Perú: liderado por el virrey José de la Serna.
Importancia: La Batalla de Ayacucho constituye uno de los hitos de la historia del Perú porque se trata del enfrentamiento que selló el proceso de independencia de los nacientes estados sudamericanos. Cabe destacar que en apenas tres horas de cruento combate, murieron 2200 hombres, y más de un millar quedaron heridos. La batalla concluyó cerca de la 1 de la tarde del 9 de diciembre. Finalmente, los comandantes del ejército realista y libertador firmaron la Capitulación de Ayacucho, documento donde se acordó la rendición de las fuerzas españolas y su retiro del Perú.
Como dato de interés cabe destacar que a pesar de que las tropas patriotas contaban sólo con 6.000 soldados y los realistas con casi 10.000, el Ejército libertador logró que los españoles pidieran capitulación en menos de seis horas de combate, cuando José de Canterac, en sustitución de José de la Serna, reunió a sus generales para admitir la derrota.
«Soldados, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados! ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, salvador del Perú!», fueron las palabras de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho, a sus tropas antes de iniciar la contienda.
Clima político: Clima político anterior a 1821
Los altos impuestos y las prácticas comerciales monopolísticas sofocaron el crecimiento económico y ampliaron la brecha entre la elite española rica y el resto de la población . Esta disparidad económica sembró las semillas del descontento, sentando las bases para el eventual impulso hacia la independencia.
Al General Antonio José de Sucre, se le otorgó el título de \"Gran Mariscal de Ayacucho\" por el congreso peruano en 1824, tras comandar el Ejército Unido Libertador del Perú, otorgando la victoria en la batalla de Ayacucho al derrotar al último virrey español en América.
Allí, en los campos de Ayacucho se selló la independencia del Perú y la de toda América que pendía de la derrota completa y absoluta del ejército español en la tierra misma del que fuera junto con Nueva España (México), el más poderoso virreinato de América. En Ayacucho derramaron su sangre, por igual, peruanos, venezolanos, colombianos, ecuatorianos, bolivianos, chilenos, argentinos, mexicanos y aún españoles creyentes en la causa de nuestra común independencia
Esta batalla es el sello triunfal de Antonio José de Sucre, considerado el militar más completo de todos los próceres venezolanos y patriotas. Su conducción en esta lucha fue de las más brillantes y gracias a ella le otorgaron el título de Gran Mariscal de Ayacucho.
Desde Doscientos años el pueblo venezolano conmemora esta batalla histórica que logró desterrar de las tierras para siempre al imperio español, y sigue los caminos del Gran Mariscal de Ayacucho para preservar la paz y soberanía de la Patria. Y que además es el epónimo que como identidad y homenaje lleva nuestra promoción de bachilleres técnicos 2024 en sus diferentes menciones.
Tras Doscientos años de esta gesta hoy día estamos librando batallas. La primera para que haya verdadera justicia y por consecuencia La Paz y la verdad. La segunda el cuido y el buen uso de los bienes de la tierra. Lo que llama el Papa Francisco “Nuestra Casa Común”. Tercero la buena administración de las riquezas para el bien común de todos y sin distinción. Y como Cuarta la gran lucha por la liberación y la adicción a el mal uso de los recursos tecnológicos como el del celular y dispositivos y además al desafío frente a la inteligencia artificial. La falta de compasión y dolencia frente a mi hermano que se siente solo, triste y desamparado. Tantas luchas a librar con nosotros mismos oprimidos por el ego, la vanidad y la auto promoción con visión individualistas dela vida y codificación de mi prójimo. Debemos luchar y perseverar para controlar emociones viscerales. Frente a estos desafíos tenemos a Cristo Timonel de la barca de nuestra vida. En Él debemos poner nuestra fe y muestra esperanza en el ejercicio de la caridad para vencer en estas luchas individuales y colectivas. Ayacucho es el corazón libre de odios, celos, envidias y rencores que nos paralizan como personas, como ciudadanos y como cristianos. Confiemos siempre en El Señor nuestro Salvador y Redentor. No dejemos de rogar a la Santísima Virgen María poderosa intercesora de nosotros ante su hijo Jesús y San José Amen. Muchas gracias y bendiciones. Amén